el viaje a ninguna parte, día uno.
antes de estar seguro de que me venía a pasar unos mesecillos a las cálidas costas de trondheim, mis hermanas ya tenían billete para venirse a noruega a principios de septiembre. noooooor que pesás!, y les dije que aún no era seguro que tuviera casa y que iba a estar muy liado las primeras semanas al llegar aquí, así que lo organizaran ellas el viaje. y lo organizaron.
llegaron un domingo por la tarde, y ese mismo domingo por la noche ya nos estábamos poniendo en marcha.
de trondheim a mo i rana en tren, salimos a las once y media de la noche y llegamos sobre seis y media siete de la mañana. nuestro objetivo en mo i rana era llegar a ver el glaciar svartisen.
sí, dormimos en el tren.
llevábamos una guía de noruega bastante mala, la verdad, pero bueno, y encima con horarios e información y rutas, etc. de verano, que es cuando más turismo y cosas hay. claro, ya no es época de turismo. bueno, el bus que nos llevaba hasta nuestro objetivo, o relativamente cerca, sólo salía uno al día, y por la tarde, por lo que eran las siete de la mañana y teníamos que esperar un cojón y medio, por lo que cogimos un taxi, y menos mal.
el taxista era buena persona, como casi todo el mundo en noruega, no nos timó ni nada, pero eso sí, se hizo el día con nosotros. bueno, llegamos al sitio hasta dónde podía llegar el taxi, y claro, ya no era civilización y todo rodeado de montañas, pues la cobertura de los móviles era cero. alejados de toda vida patente y sin medios de comunicación, por lo que quedamos a las tres y media de la tarde con el taxista para que volviera a recogernos. eso nos daba unas ocho horas de caminata, ida y vuelta, hasta el glaciar.
aquí es dónde nos dejó el taxi, y donde comenzaba nuestro camino, camino al infierno.
en verano, donde nos llevó el taxi, hay un ferry, porque para llegar al glaciar hay que pasar por un lago. el ferry cruza el lago y te deja al otro lado a una hora hora y media de camino al glaciar. pero no era verano, por lo que tuvimos que ir caminando por la vera del lago hasta llegar al otro lado. no había camino, había una senda, o senducho, o semierda. todo embarrado, lleno de charcos, de ramas por todos lados, de agujeros en el suelo, cruzando pequeñas ríos de cascadas... el infierno, tres horas en él. no exagero.
el lago. cabrón!
entrando al infierno, aún no sabíamos lo que nos esperaba.
hell.
tras tres horas llegamos al otro lado del lago, y ale, a caminar más, subiendo una montañica, nosotros caminábamos y caminábamos, y el tiempo se nos echaba encima. a las once y media de la mañana, estuviéramos dónde estuviéramos, teníamos que volver, si queríamos estar a la hora acordada con el taxista. ¿veríamos el glaciar?, después de pasar por el infierno y de tener que volver a pasar por él a la vuelta.
dejando atrás el lago, y subiendo hacia el glaciar. todo lleno de agua, caía incluso por donde teníamos que caminar.
al subir, teníamos al lado una especie de río-cascada.
más solos que la una.
llegó un momento que estábamos tan cansados, sin saber si íbamos a llegar, con la hora cercándonos. seguíamos y seguíamos y nada, llegó un punto que llegamos a pensar que lo que se ve al fondo de la foto era el glaciar.
tres metros. cuando ya pensábamos que era el glaciar esa puta mierda de la foto, y aún quedaba bastante para poder llegar cerca de él y eran las once y diez, fue en plan "bueno, nos volvemos ya, ¿no?". por tres metros casi no vimos el glaciar. porque estaba escondido tras una curva, y a tres metros de la curva, nosotros. pero llegamos.
glaciar svartisen
estaba todo lleno de señales de prohibido acercarse más al glaciar, por riesgo de derrumbamientos, ya que los glaciares están siempre en movimiento.
tras comer y estar el ratillo que pudimos, volvimos. bajamos lo subido y cruzamos otra vez el infierno.
llegamos a las tres y veinte, el taxista ya nos estaba esperando, menos mal, mientras nos acercábamos al coche, el hombre lo estaba limpiando por fuera, el polvo y los cristales, etc. y nosotros llenos de barro los camales de los pantalones, mojados por todos lados, hechos un asco. pero nos dejó subir, jeje.
de vuelta a mo i rana, a coger otro tren hasta bodø, nuestro siguiente destino, o enlace. llegamos ya de noche y nos tocaba coger un ferry, pero eso ya es otro día.
cruzar el infierno valió la pena.