viernes, 11 de diciembre de 2009

saturday night.
lo sé, lo sé. soy un perro cabrón que no actualiza. voy a hablar de un tema que no he tocado aún y que vero me dijo ya hace tiempo que hablase, me dejo sin acabar algunos viajes, etc. pero bueno, este es mi último post antes de volver a valencia por navidades como el turrón, por lo que voy a cambiar un poco de registro. fiesta en trondheim.
ok, cosas: aquí el alcohol es caro, pero no un poco más caro, mucho más caro, una botella de ron te puede salir por treinta euros, por lo que casi siempre hay que tirar de birras (que también van caras); a las dos a eme los garitos empiezan a cerrar o pueden aguantar hasta las tres, pero a partir de las dos ya no venden nada de alcohol; los noruegos comienzan la borrachera sobre las siete de la tarde en casa de alguien, luego sobre las diez se van a los pubs y cuando chapan vuelven a ir a otra casa a seguir la borrachera (yo por desgracia sigo aún con el horario valenciano); todo esto por ley, según un amigo noruego llamado jo, con estas leyes (de horarios) se ha conseguido menos peleas y alborotos nocturnos; los menores de veintiún años no pueden entrar a los pubs; los noruegos se petan pero mucho mucho, se emborrachan a lo bestia, hemos llegado a ver a las diez de la noche chicas ya tiradas literalmente por la calle; no sabemos si es que aguantan peor el alcohol, o si beben la misma cantidad en menos tiempo y les afecta más, la cuestión es que una persona noruega es totalmente cívica, educada, buena persona, hasta que beben, y se transforman, como los guiris cuando van a españa, pues así; para ellos es normal así, durante la semana no tocan el alcohol hasta que llega el jueves guión sábado y a alocarse, para ellos eso no es ser borracho, pero si por ejemplo bebes un vaso de vino durante las comidas a lo largo de la semana, te pueden tachar de alcohólico.
amunt les festes!

martes, 1 de diciembre de 2009

el viaje a ninguna parte, día seis.
lo pasamos todo en bergen. por la mañanica bien temprano cogimos un funicular y subimos a una montañeja llamada fløyen para ver una visión general de la ciudad.
por arriba había varias rutas para caminar, y como no habíamos pasado ya suficiente los días de antes (maldito infierno), pos a darle a las patas.
como siempre, todo precioso.
al rato nos bajamos y fuimos a comprar los billetes para el barco que nos tenia que devolver a trondheim, el hurtigruten (o hurticaria como acabé llamándolo porque era imposible hacerse con ellos ni por teléfono ni por ningún sitio), pero no me acuerdo como nos hicimos con un sitio en bergen donde podíamos comprar los billetes, etc. teníamos billete de vuelta, por fin.
pues a recorrer un poco la ciudad.
en este mc donalds cenamos una noche, no soy mucho de ir a fast foods, etc. pero de los que he estado, con diferencia, este de bergen ha sido el peor, pero peor, que malo el cabrón. no vayáis.
y como no, las casas del barrio de bryggen, patrimonio de la unesco.
y luego, al también famoso mercado del pescado.
no solo vendían pescado.
probamos de distintos tipos de salmón, de caviares, etc. el salmón salvaje de fiordo, ese es el bueno. en el puesto dónde compramos había muchos jóvenes españoles vendiendo, el jefe no era tonto, y pone a gente castellanohablante para atraer al turismo hispano. además la chica que nos atendió era de quart de poblet, ahí al lao. mercado enorme, dónde se encontraba de todo.
y seguimos callejeando, visitando zonas y barrios preciosos, etc. etc. etc. bergen es precioso también.
a las ocho de la tarde nos salía el barco y las siete como muy tarde para embarcar, cogimos los bártulos y a seguir la marcha.
embarcando.
adiós bergen.
el hombre y el salmón...