el viaje a ninguna parte, día seis.

lo pasamos todo en bergen. por la mañanica bien temprano cogimos un funicular y subimos a una montañeja llamada fløyen para ver una visión general de la ciudad.
por arriba había varias rutas para caminar, y como no habíamos pasado ya suficiente los días de antes (maldito infierno), pos a darle a las patas.
como siempre, todo precioso.
al rato nos bajamos y fuimos a comprar los billetes para el barco que nos tenia que devolver a trondheim, el hurtigruten (o hurticaria como acabé llamándolo porque era imposible hacerse con ellos ni por teléfono ni por ningún sitio), pero no me acuerdo como nos hicimos con un sitio en bergen donde podíamos comprar los billetes, etc. teníamos billete de vuelta, por fin.
pues a recorrer un poco la ciudad.
en este mc donalds cenamos una noche, no soy mucho de ir a fast foods, etc. pero de los que he estado, con diferencia, este de bergen ha sido el peor, pero peor, que malo el cabrón. no vayáis.
y como no, las casas del barrio de bryggen, patrimonio de la unesco.
y luego, al también famoso mercado del pescado.
no solo vendían pescado.
probamos de distintos tipos de salmón, de caviares, etc. el salmón salvaje de fiordo, ese es el bueno. en el puesto dónde compramos había muchos jóvenes españoles vendiendo, el jefe no era tonto, y pone a gente castellanohablante para atraer al turismo hispano. además la chica que nos atendió era de quart de poblet, ahí al lao. mercado enorme, dónde se encontraba de todo.
y seguimos callejeando, visitando zonas y barrios preciosos, etc. etc. etc. bergen es precioso también.
a las ocho de la tarde nos salía el barco y las siete como muy tarde para embarcar, cogimos los bártulos y a seguir la marcha.
embarcando.
adiós bergen.
el hombre y el salmón...